Los niños que empiezan ahora la escuela primaria vivirán probablemente para ver el siglo XXII. ¿Hasta cuando tendrán que trabajar? ¿Hasta el 2075? Difícil de predecir. Sin embargo, al presenciar la aceleración de la transformación tecnológica en los últimos 20 años, especialmente con el auge de Internet, parece sensato decir que necesitarán adaptarse a una sociedad más compleja e impredecible, donde el cambio constante constituye la nueva normalidad. Un trabajo de por vida es un escenario poco probable… ¡a menos que hagan del aprendizaje a lo largo de la vida!
Tal y como se afirma en el informe Delors «la educación… abarca desde la infancia hasta el final de la vida», indicándose cuatro aprendizajes básicos para aquel que aprende a lo largo de toda la vida:
- Aprender a conocer y adquirir los instrumentos de la comprensión.
- Aprender a hacer e influir en el entorno propio.
- Aprender a vivir juntos, a cooperar con los demás participando en las actividades sociales.
- Aprender a ser personas autónomas y críticas capaces de formular juicios propios y hacer frente a las circunstancias de la vida.
Encontramos en la tecnología una buena fuente de motivación a la hora de aprender, ya que el control del aprendizaje recae sobre la persona que aprende y sobre el propio proceso de aprendizaje, sin tener en cuenta la edad del sujeto al que va dirigido.
El aprendizaje llevado a cabo por las nuevas tecnologías se convierte en un proceso más significativo ya que:
- El aprendizaje pasa a ser interactivo.
- El aprendizaje se realiza a través del descubrimiento y la construcción.
- El aprendizaje se centra en quien aprende, no en quien enseña.
- Lo más importante es cómo se aprende y cómo se busca información.
- Se profundiza en el aprendizaje personalizado.
- El profesor es un facilitador y un guía de los aprendizajes.
Con este cambio de cómo recibimos y recopilamos información, colaboramos con otros y nos comunicamos, tener educación –o, en otras palabras, estar adaptado al mundo– ya no consiste en cuánto sabes, sino fundamentalmente en tener la capacidad de adquirir nuevos conocimientos cuando lo necesitas.
En el pasado, la educación consistía en impartir conocimientos. Hoy en día, se trata de proporcionar a los estudiantes las habilidades para navegar en un mundo cada vez más impredecible.
Una estrategia que puede dar respuesta a esta necesidad es el aprendizaje autorregulado, en que el alumnado tiene la capacidad de aprender por si mismo. Esto se puede conseguir a través del entrenamiento en estrategias metacognitivas.
Psicopedagoga Educasa