MINIMALISMO EDUCATIVO
Menos es más también en el caso de los niños y niñas

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La filosofía del minimalismo en los niños y niñas se refiere a reducir a lo básico o desprenderse del exceso. En nuestra sociedad actual, tener más es un hábito, pero los niños al igual que los adultos, también pueden experimentar que con menos se puede ser más feliz. Gastan, sufren y limpian menos, mientras aumenta su satisfacción con ellos mismos y una vida más práctica y sencilla.


¿Qué beneficios puede aportar para el desarrollo personal de los niños la filosofía minimalista y qué desventajas puede suponer?

Una vida minimalista mejora la concentración, aspecto importante en el desarrollo de su cerebro. Con esta filosofía facilitamos ser más ordenados, cuidadosos, ágiles y productivos, además de favorecer las habilidades de toma de decisiones e inhibición de impulsos. Les ayudamos a cumplir con sus objetivos, ahorrar recursos y dinero. Eliminamos las ansias consumistas sin renunciar a sus caprichos y enseñamos a invertir dinero en lo que aporta valor en su día a día y tiempo en lo que valoran, por lo que también aprenderán a gestionarlo.

Por otro lado, puede suponer desprenderse de comodidad y sentirse incomprendidos, puesto que nos encontraremos con personas que no comprendan este estilo de vida. A veces es necesario explicar y justificar esta decisión, lo cual puede cansar incluso ser molesto.

¿Cuánto de lo que le compramos a los niños es necesario y cuánto no lo es?

Nos hemos acostumbrado a comprar y acumular sin ser muy conscientes de si aporta valor o no, y qué tipo de valor aporta a nuestra vida. Comprar cosas materiales no es negativo, pero debemos cuidar el significado e importancia que le damos a nuestras pertenencias. Debemos entender que consumir es una gran responsabilidad y conlleva muchos esfuerzos, pero el consumismo compulsivo nos hace prisioneros y nos perjudica a todos.

¿Hay diferencias para el desarrollo de los niños cuando les educan sin tantos juguetes, y tanta ropa a su alrededor?

Sin dudas hay diferencias en el desarrollo de niños educados con demasiadas cosas materiales y otros con menos. Desde pequeños aprendemos sobre la importancia de las cosas que nos rodean. Los juguetes y la ropa son sus posesiones, enseñarles a desapegarse de lo material y apreciar lo necesario y el valor de las experiencias. Enseñarles que la felicidad no va unida a comprar más o mejores cosas, tomar decisiones sobre lo importante en su vida y aprender a disfrutar de las experiencias sin necesidad de gastar dinero en cosas innecesarias favorecerá su desarrollo en muchos aspectos.

Para un niño un objeto nuevo significa una experiencia nueva por descubrir, ¿ocurre algo si le quitamos eso en pos de una vida minimalista?

Es recomendable, siempre que sea posible, que el niño o niña decida lo que realmente necesita y comprenda la utilidad que le da o porque le gusta. Seguramente al principio necesite ayuda, pero debe tener control sobre estas decisiones. No debemos obsesionarnos ni forzar, ya que puede ser contraproducente. Si decidimos adoptar una vida minimalista, demostraremos cómo y por qué son importantes nuestras decisiones. Nuestros hijos e hijas lo irán comprendiendo y no por ello les estamos privando de experiencias con nuevos objetos. Seguirán experimentando y podemos enseñarles a descubrir alternativas como intercambio de juguetes, redescubrimiento de objetos guardados, reciclaje de materiales para la creación de otros…

Dar prioridad y relevancia a lo no material, ¿puede ayudar a desarrollar la imaginación de los pequeños?

La imaginación va mucho más allá de la relevancia que tiene lo material. Con menos objetos, les permitimos enfocarse en algo más tiempo y eso les permite elaborar más los juegos. Proponer actividades que desarrollen su creatividad y no impliquen una nueva adquisición, hace que sean más divertidos, imaginativos y entretenidos. Pero si se lo damos todo hecho y les damos el producto final, no desarrollan su ingenio porque no encuentran una motivación.

¿Cómo de importante es la tranquilidad y la calma que inspiran los espacios diáfanos y ordenados para el desarrollo de los niños?

Un espacio abarrotado de objetos, siempre estará desordenado, lo que nos hace vivir en continua ansiedad y distracción que nos aleja de nuestros objetivos. Tener muchas cosas innecesarias hace que perdamos de vista el propósito y esa sobrecarga activa el sistema nervioso segregando hormonas de estrés. Somos conscientes de la clama e importancia que nos proporciona el orden, cuando lo experimentamos.

¿Requiere demasiada disciplina y esfuerzo este modo de vida para los niños?

Practicar el consumo responsable conlleva esfuerzo y responsabilidad. Este modo de vida supone desprenderse de objetos, cambiar nuestros hábitos y tendencia acumulativa. No debería suponer un esfuerzo para los niños/as si entienden los beneficios que aporta y les damos un buen ejemplo. El minimalismo conlleva reflexionar sobre los valores en la vida, las condiciones de trabajo de las personas que han fabricado las cosas, el objetivo de la publicidad y sobre el respeto al medio ambiente entre otros factores.

¿En qué medida el minimalismo mental y el Slow Movement ayuda a gestionar las emociones?

La simpleza y el minimalismo no solo se plasman en lo físico, sino también en lo mental. El Slow Movement también nos invita a focalizarnos en nuestras las emociones de manera más lenta y consciente. Enlentecer las emociones o pensamientos nos ayuda a eliminar obligaciones que no ayudan a conseguir objetivos, delegar tareas, seleccionar a gente que nos hace sentir bien, tener más tiempo y focalizar nuestra energía en los aspectos importantes y de valor en nuestra vida. Nos proporciona libertad a la hora de tomar decisiones y esto nos hace tener menos ataduras, en consecuencia más estabilidad y bienestar cognitivo y emocional permanente en el tiempo. Podemos decir que estos movimientos favorecen el autocontrol y la gestión emocional.

¿Reducir la sobrecarga cotidiana puede reducir los niveles de estrés?

Tener una agenda minimalista disminuye la ansiedad y nos ayuda a conectar con el orden y la calma. Dedicar tiempo a relajarse y disfrutar de cada día, es mucho más saludable que ir con prisas de un lado a otro. La sobre estimulación que nos puede proporcionar el ambiente, aumenta los niveles de estrés y hace que nos sintamos abrumados. Sin sobrecarga física y mental podemos saborear los pequeños momentos y placeres de la vida que no cuestan dinero.



Estelia Pérez Ponce
CV-13149
Psicóloga General Sanitaria
Neuropsicología Infantil


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